Carlos vive en un internado en el centro de Bogotá y anhela pasar la Navidad con su familia. Las circunstancias a su alrededor le obligan a asumir el estereotipo de macho, en abierta contradicción con su ser. En la intimidad reconoce su sensibilidad, su fragilidad y se acerca a otras formas de masculinidad. A sus 16 años Carlos explora su identidad sexual, descubre sus miedos, sus deseos y todo aquello que ocultan los verdaderos hombres.