El plan era impecable, se ejecutó a la perfección y tenían libre la vía de escape. El único factor de riesgo que la mente maestra del crimen Charlie Croker no pudo prevenir procedía de uno de los miembros de la banda, que estaba formada por su contacto interno Steve, el genio de los ordenadores Lyle, el conductor Rob, el experto en explosivos Oído izquierdo y el veterano reventador de cajas fuertes John Bridger. Después de dar un asombroso golpe millonario en un palazzo veneciano fuertemente custodiado, Charlie y la banda se quedan asombrados al descubrir que uno de ellos les ha traicionado. Ahora la cosa ya no tiene que ver con el botín sino con la venganza. Entonces entra en escena la bella Stella, una experta reventadora de cajas fuertes que se une a Charlie y a la banda cuando regresan a California en busca del traidor.