Louis Creed, su esposa y sus dos niños se instalan en una vivienda próxima a una carretera con mucho tráfico. Cerca de la casa hay un sendero que lleva a un cementerio de animales y también a un antiguo cementerio indio; según la leyenda, los que sean enterrados allí volverán a la vida. Cuando uno de los niños muere atropellado por un camión, Louis decide enterrarlo en el cementerio indio.